APUNTES BIOGRÁFICOS DE ISHAQ IBN AL-FASÍ

El rabí mayor y juez dayyan de Eliossana, Ishaq ibn Gayyat, había fallecido en 1089; no obstante, un año antes de su muerte arribó a Lucena quien había de sucederle al frente de la aljama: Ishaq ibn Rabí Jacob ha-Kohem al-Fasí, uno de los mejores talmudistas de todos los tiempos, sólo aventajado por Maimónides.

Al-Fasí había nacido en Qalat-Hammad, cerca de Fez, ciudad de la que proviene su sobrenombre. Discípulo del rabí Nissim ibn Rabí Jacob y del rabí Hananel, fue denunciado en su país por al-Ajab ibn al-Khalfa y por su hijo póstumo Hayyim, circunstancia que le obligó a exiliarse a Córdoba en 1088 a los 75 años, siendo recibido con grandes honores por el rabí Joseph al-Nasí ibn rabí Mair Muhayir

Desde Córdoba pasó a Lucena —entonces ciudad orgullo de los judíos de occidente—, en la que permaneció hasta el día de su muerte, ocurrida en el mes de Nisan de 1103.

Según el Libro de la Tradición de ibn Daud al-Fasí mantuvo controversias con ibn Gayyat, acaso por motivos intelectuales, aunque quizás tambien por diferencias políticas e influencias que ambos debían ejercer sobre la comunidad hebrea lucentina.

Su principal obra fue un código legal rabínico titulado Sefer ha-halakot (El libro de las normas jurídicas) —cuya importancia se mantiene hasta nuestros días—, obra también conocida como El libro del rabino Alfasi, primer gran compendio del derecho judío emanado de las lecturas e interpretaciones del Talmud y que se convirtió en el código legal judío más relevante antes de la aparición del elaborado por Maimónides. También escribió numerosas responsa (‘respuestas e interpretaciones’), como Los comentarios a tres halakot del tratado de Ketubot y obras de carácter teológico y doctrinal, como Los sacrificios al Dios de Isaac. Sin duda alguna, al-Fasi ocupó un lugar preeminente en la aparición de la rica escuela talmúdica española, cuyo máximo exponente fue el repetidamente citado Maimónides. En Lucena al-Fasí desempeñó un papel significativo estableciendo la supremacía del Talmud babilónico y el traslado de los estudios talmúdicos a España desde las academias orientales.

Aparte de las relacionadas con su labor cultural y docente, las noticias sobre al-Fasí son escasas. El profesor Gonzalo Maeso escribió al respecto: Al-Fasí fue una verdadera lumbrera del talmudismo medieval. La obra que le dio fama e influyó extraordinariamente en sus discípulos y en las generaciones siguientes fue la titulada Halakot, a manera de sistematización de todas las leyes y prescripciones jurídicas; es decir: un pequeño Talmud, como se le ha llamado por contener lo esencial del gran Digesto judaico. Maimónides, que había de superarle con creces, le llama nuestro gran maestro rabí Ishaq, y dice de él que superó a todos los que antes habían intentado compilaciones análogas. La gloria principal de al-Fasí estriba en haber promovido brillantemente el estudio del Talmud en al-Andalus, creando un lazo de unión entre otras florecientes academias de Oriente y el rabinismo hispánico y europeo. Todos los talmudistas posteriores se beneficiaron grandemente de su obra.

Por su parte, Mosseh ibn Ezra condensó en su Kitab los rasgos más definitorios de al-Fasi en los siguientes términos: Era hombre de profunda e inigualable religiosidad, de una firme inteligencia inocultable, de una sabiduría manifiesta y sin par, y de una pluma con la que no se podía competir, refiriéndose a la dimensión poética de su prosa.

Pese a que en aquellos momentos la situación política general de al-Andalus en relación con los judíos distaba mucho de ser pacífica y de que Eliossana carecía del antiguo proteccionismo que los altos cargos israelitas habían ejercido desde la corte granadina, el tránsito del siglo XI al XII constituyó un momento espléndido en su ambiente intelectual, con notabilísima influencia en otros centros judaicos intra y extrapeninsulares. Ishaq al-Fasí —que puede considerarse el segundo gaón de Eliossana— irradió su sabiduría hacia los reinos cristianos del norte y los lugares del Mediterráneo musulmán en que moraban hebreos.

Su categoría intelectual y sus dotes políticas y diplomáticas revelan la importancia de la Lucena judía, a cuyo prestigioso rabinato mayor se accedía no sin disputa.

Prominentes discípulos de al-Fasí fueron: David ibn Madjar, rabí adscrito a Granada, que dedicó su tiempo a escribir sobre Gramática; Eleazar, hijo de Nahman ibn Azhar, rabí de Sevilla, rico, altamente estimado y de gran talento poético, amigo de Moseh ibn Ezra y de Jehudá ha-Leví; Baruch, hijo de Ishaq ibn al Bailla, de Córdoba (1077-1124), el cual a su vez educó muchos discípulos. De ellos el que adquirió más imperecedera fama fue el historiador Abraham ibn Daud. Aventajando a todos en esta instrucción del Talmud, Joseph, hijo de Mair ibn Migash ha-Leví (1077-1141), quien a la edad de veintiséis años sucedió a al-Fasí en el gobierno de Lucena. Fue expreso deseo de al-Fasí que este distinguido discípulo ocupara su puesto después de su muerte, aunque el maestro dejó tras de sí un erudito hijo propio. Es cierto que algunos miembros de la comunidad realizaron objeciones a tal sucesión, pero Joseph salió airoso de ellas, y la victoria fue conmemorada por el eximio poeta Jehudá ha-Leví .

Francisco López Salamanca, cronista oficial de Lucena