SALUTATIO
Era de justicia que un grupo de intelectuales lucentinos y de otros provenientes de otras zonas de España se organizaran en una Asociación, a la que creímos oportuno bautizar con el nombre de ESCUELA INTERNACIONAL DE HUMANIDADES “ISAAC BEN ALFASI”, y que ahora tengo el honor de presentarles.
No todos son conscientes de la gran trascendencia que tuvo Lucena (o Eliossana si ustedes lo prefieren) como ciudad preeminentemente judía durante los siglos que se extienden desde el IX al XII de la Cruz, coincidente con el dominio peninsular de los emiratos y califatos árabes reinantes en al-Ándalus durante siete siglos. Existen documentos que dan por cierto la presencia de comunidades judías en nuestras tierras desde antes, incluso, de la romanización.
En aquella Eliossana de los siglos IX al XII, donde sólo los judíos podían vivir y pernoctar intramuros, se creó y desarrolló la más importante Escuela de Estudios Talmúdicos del mundo judío, una vez que habían caído las influyentes academias babilónicas y la de Córdoba. Desde aquella Academia Talmúdica eliossaní se dictaron normas civiles, se renovaron conceptos judaicos y se introdujeron nuevos principios e interpretaciones de los Libros Sagrados que provocaron tensas discusiones, cismas irreconciliables y obligados exilios.
Con la invasión almohade de 1.148 los judíos de la aljama lucentina, como los de toda Sefarad, fueron conminados a la conversión a la fe coránica, al exilio e incluso a la muerte. La mayoría de aquellos judíos lucentinos se vieron forzados a abandonar la ciudad a la que siguieron llamando “La Perla de Sefarad”.
Con el dominio musulmán, la vieja Academia Talmúdica desaparece para ser reconvertida en otra de inspiración coránica. Isaac ben Alfasi, su penúltimo rabino e insigne promotor, no tuvo que sufrir el dolor de ver su extinción. Para entonces ya había fallecido y enterrado en la necrópolis de Eliossana. Le correspondió a Isaq Ibn Josef, como último rabino director, sufrir el duelo de la desaparición de siglos y siglos de sabiduría.
En remembranza de aquella institución, hemos creado una Escuela Internacional de Humanidades, no para dar continuidad a la extinta academia de estudios talmúdicos, sino para que en su memoria, la actual Lucena continúe siendo un foco de irradiación de ciencia y cultura de nuestro tiempo y un faro guía que siga alumbrando y orientando, no sólo a los sefardíes dispersos por los cinco continentes, sino a todos aquellos que se interesan y aman un pasado de esplendor que nos pertenece por derecho propio y al que no podemos renunciar.»
José Luis Palma Gámiz
Presidente
Antigua Eliossana amurallada. Siglo XI.
En el ángulo inferior izquierdo se observa el castillo y torre del Moral, y en el centro de la plaza la antigua sinagoga reconvertida en el templo cristiano de S.Mateo.
Detalle de la sala judía en el museo arqueológico de Lucena.
Detalle de las tumbas de la necrópolis judía de Lucena considerada la más extensa de España.
Fachada del palacio de los condes de Hust, actual sede de la biblioteca municipal. Calle Flores de Negrón. Antigua judería lucentina.
“Siete veces cae el justo y otras siete se levanta”
Rey Salomón, Proverbios 24:16.